tag:blogger.com,1999:blog-61922809982247551062024-03-14T12:16:31.610-03:00tamariscoscuadernos y papeles de un deambulanteJuan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.comBlogger15125tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-40112331943102664202011-10-31T14:59:00.000-03:002011-10-31T14:59:20.598-03:00Plazas<div style="text-align: right;">Juan González Moras</div><br />
<br />
<br />
desposeído <br />
como desposeído de su luz<br />
deambulo<br />
<br />
al paso<br />
al paso<br />
<br />
como un lagarto<br />
deambulo <br />
<br />
como acariciando otros lugares<br />
navego <br />
<br />
y ando así <br />
<br />
navegando<br />
como ensimismado <br />
cuando algo<br />
desde lo más profundo<br />
empieza <br />
<br />
con los rechines<br />
con los quejidos<br />
pero<br />
igual cada cual <br />
<br />
en su divague <br />
<br />
como una pelota siguiendo <br />
sola <br />
los pliegues del suelo <br />
o un lagarto<br />
<br />
pero juntos<br />
<br />
viejo puente<br />
nuevo<br />
<br />
después <br />
sólo después<br />
<br />
llegará el olvido<br />
<br />
la plaza<br />
<br />
como desvalijado <br />
o desposeído vas también<br />
<br />
y nunca has oído<br />
deambulamos <br />
<br />
ahora<br />
y el viejo<br />
<br />
es puente<br />
<br />
alzándose o<br />
bajando<br />
<br />
y nunca he oído<br />
<br />
movemos los ojos <br />
nos movemos para adentro<br />
para afuera ahora<br />
<br />
en una plaza otra<br />
<br />
hacia otros lugares viejos<br />
salimos<br />
al encuentro de <br />
<br />
tiempos de paisajes<br />
que son en nuestra ausencia<br />
y sólo <br />
<br />
él<br />
se escucha<br />
<br />
ahora<br />
<br />
y es para despertar<br />
después pero<br />
<br />
y nos perdemos <br />
nos perdemos en una tierra que no nos pertenece<br />
y que queremos tanto <br />
<br />
por él<br />
también<br />
<br />
y soñamos <br />
ahora despiertos para adentro<br />
para afuera<br />
<br />
con los ojos <br />
abiertos <br />
con los labios morados<br />
como lagartos <br />
en medio del súbito<br />
silencioJuan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-24434023866909042862010-11-12T15:12:00.000-03:002010-11-12T15:12:54.755-03:00si hamblet duda le daremos muerte<div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;"><em>(o de cómo no morirnos despiertos siendo sólo presente)</em></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: right;">Juan González Moras</div><br />
Me es totalmente ajeno el interés por los movimientos literarios, las generaciones literarias o formaciones por el estilo. Y ahora un libro me pone en los márgenes de una idea generacional que me obliga a volver sobre muchas de mis obsesiones, de mis caprichosos y supuestos principios. <br />
<br />
En realidad, y al contrario, me han interesado mucho, siempre, los lazos literarios armados a lo largo y ancho de la historia por escritores, por artistas, que, generalmente, desclasados, no tenían por qué seguir ningún derrotero fijado de antemano, ningún canon. <br />
<br />
De ahí mis momentos de fascinación literaria: Carver y todos lo que vinieron con él, los beatniks, Pavese, Arlt, Lamborghini, Rivera, Fowil, y también Leonard y Auster y Shepard, Amis y Gustavo Raúl Aguirre y Juan Ortiz. Y Alejandra Pizarnik. Y el Van Gogh escritor, y mucha mucha música. <br />
<br />
Todos se enlazaron, de maneras diversas y distintas, y en lugares y tiempos diferentes, a una tradición que (por todas esas divergencias) no les pertenecía. Inventaron una forma de expresar y comunicar un mundo propio a partir de tender puentes imaginarios y muchas veces absurdos. <br />
<br />
Yo me siento, igual que ellos, hijo de nadie. Aunque sea hijo de todos ellos. En eso me siento totalmente “adentro” de la antología (la primera vez que estoy en una antología). Somos libres, pero justamente por el hecho de no tener padres. O mejor, por el ostensible hecho de la fractura cultural producida en los 70.<br />
<br />
Cuando leí las introducciones al libro, pero fundamentalmente cuando escuchaba a Julián el jueves 4 de noviembre de 2010, en la presentación del libro, volví de manera inevitable a los noventa. Volví a las interminables discusiones que durante aquellos años sostuvimos en el seno del grupo la grieta. ¿Qué discutimos? ¿Sobre qué construimos un ideario y un discurso? Sobre algunas premisas, tópicos y consignas, que son éstos: la derrota; olvidar los 70; el páramo; el minimalismo; los sin tierra pero también los sin techo; el interior; la nausea; las reescrituras. <br />
<br />
Pusimos la poesía en el lugar de la música y viceversa. Con Gabriela Pesclevi y con Fernando Alfón, Fabiana Di Luca, Peonía Veloz, y tantos otros amigos músicos, artistas plásticos y bailarinas, montamos varios de los que llamamos “recitales de poesía”. Entonación de poemas con músicas compuestas para la ocasión y objetos y danza y otros despliegues del lenguaje. Y la política. La búsqueda y premisa mayor de cada cosa que encaramos.<br />
<br />
Fugaces apariciones (no hicimos más que una serie de presentaciones de cada uno) que en realidad condensaban, en cada caso, el trabajo colectivo de un año entero. <br />
<br />
Está claro (para mí, ahora) que el trabajo era para nosotros y por nosotros. Aunque fuera el lugar, también, para poner en movimiento, en acción, a la propia revista La Grieta. La forma de que sus escritos e imágenes cobraran otra dimensión. <br />
<br />
Eso fue para mí, para nosotros, la poesía en los 90. Otra cosa, pero planteada sobre las mismas consignas, interrogantes, orfandades y deseos. A punto tal que nosotros (todos veinteañeros por entonces) terminamos ligándonos personal y literariamente con una generación que parecía totalmente lejana, pero con la que pudimos compartir plenamente esos deseos, interrogantes, orfandades: Edgardo Vigo, Leónidas Lamborghini, Andrés Rivera, Juan José Manauta, Ramón Ayala. <br />
<br />
La poesía de los 90 que ahora estamos guillotinando se condensa y se proyecta en realidad en los 2000. Es decir, cuando los 90 terminaban y entraban en perspectiva, cuando la debacle tomó cuerpo, cuando la mayoría corrió a esconderse y a intentar lavar sus culpas en la alianza. <br />
<br />
Ahí aparecen con fuerza y significado varias cosas de las que ahora hablamos. Ese grupo literario y cinéfilo que se abriga bajo las mantas de un autoproclamado minimalismo u objetivismo. Literal al grado de ser tan redundante como el título de la peli “historias mínimas”. <br />
<br />
El minimalismo, si es que existió como movimiento (lo cual dudo profundamente), nunca se jactó de ello. En realidad, es una de las tantas consecuencias de varias derrotas y frustraciones. Aquella de los grandes discursos. De las filosofías de la modernidad. El minimalismo es una forma de expresión que se nutre de recursos escasos, de fragmentos. De las esquirlas que dejó la implosión del discurso de progreso mejor articulado de la historia de occidente: el sueño americano.<br />
<br />
Nuestro interés por el minimalismo (en los primeros 90, no ahora) es, quizá, el interés que despierta la narración despojada de eufemismos de la derrota del sueño progresista. Es no otra cosa que un espejo en el cual los jóvenes hijos de los 70 podíamos reconocernos. <br />
<br />
Aunque al final de los 90 lo que quedara del minimalismo “nuestro” sea lo que muestran las revistas de decoración. La revista living es la que más y mejor ha mostrado “nuestro” minimalismo. <br />
<br />
Nuestro minimalismo habitará, efectivamente, formas de expresión y comunicación no de escasos recursos sino, en muchos casos, de pobres recursos. De “únicos” recursos tomados, cristalizados, serializados hasta el cansancio. Dispuestos para demarcar un espacio de hibridez y complacencia cultural y política difíciles de soportar. En la literatura y el cine. En la música surgida y encumbrada en ese mismo momento: el rock chabón. Hay, desde ya, algunas cosas. Pero pocas me ligan realmente a lo que ha quedado establecido como la poesía de los 90. <br />
<br />
Tengo en claro, finalmente, que aquel lugar de juventud en el cual pude desarrollar estas pocas ideas y sentimientos hoy ya no está. Quizá –especialmente- porque nosotros ya no estemos en ese lugar. Porque nos desplazamos. <br />
<br />
Tengo claro, también, que es necesaria esta nueva experiencia: la de juntarnos tantos poetas con la sola y única misión de compartir nuestras formas de expresión, nacidas bajo la misma falta de techo, de casa. Algo que no pudo hacerse en los tan nombrados 90, pero tampoco en los 2000.<br />
<br />
Con la misma necesidad de reivindicarnos libres de toda tradición y a la vez reclamar y ocupar el lugar de las tradiciones que nos fueron arrebatadas. <br />
<br />
Con la necesidad de ponernos, a la fuerza y por prepotencia de trabajo, en la historia. Para no morirnos despiertos siendo sólo presente. <br />
<br />
Gracias Julián y Juan por la oportunidad, por el empeño y dedicación, por la desmedida generosidad de la convocatoria.Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-77231432708333141162010-11-04T13:32:00.002-03:002010-11-04T13:32:27.854-03:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtPZJfgV15k64nGeG6BbMJAKg8OYD0vyH_MpK55rSMUEWBZjhk-9vmX4LHS8ghfIUOJhD-ZkG5_9oOsW54jQvh4GtVN8dHJIj0kBcokug0CuM_S91mQOKneEF-G7AJjN0LBfeqzTxEO4j9/s1600/mailing_antologia%5B1%5D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="248" px="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtPZJfgV15k64nGeG6BbMJAKg8OYD0vyH_MpK55rSMUEWBZjhk-9vmX4LHS8ghfIUOJhD-ZkG5_9oOsW54jQvh4GtVN8dHJIj0kBcokug0CuM_S91mQOKneEF-G7AJjN0LBfeqzTxEO4j9/s320/mailing_antologia%5B1%5D.jpg" width="320" /></a></div>Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-40016016642935840212009-09-28T11:46:00.002-03:002009-09-28T11:51:05.529-03:00portishead<strong>Portishead</strong><br /><br />Intimo despojarse de sí<br />apenas<br />nadar trasladarse<br />en el aire sólo nadar<br />sostenerse sin esfuerzo<br />haciendo del aire<br />una viscosa oscuridad.<br />Del aire que sea entonces<br />agua líquido primal<br />donde girar lentamente sin sentido<br />del arriba o el después.<br />Dar textura al aire<br />como saturando violetas<br />distorsionando encuentros<br />para hacerlos puros más puros<br />claros o imposibles.<br /><br /><br /><strong>Medusa poesía</strong><br /><br />Para medusa me<br />sobra el alma que es mía.<br /><br />Aunque quizá algún día vuelva<br />del país de medusa.<br />La que canta <em>take this things<br />from me.<br /></em><br />La que te toca.<br />La que te mira y te mata.<br /><br /><br /><strong>Penumbras<br /></strong> <br />La penumbra<br />reseca los astros en la<br />noche que envejece mis<br />párpados húmedos.<br /><br />Mientras retrocede<br />el horizonte como<br />una ola, tragando<br />arena y carne,<br />el agua moja los párpados<br />resecos.<br /><br />El desvelo es,<br /><br />entonces,<br /><br />la penumbra,<br />el eco de una<br />voz<br />gastada.Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-43212234505559983762009-07-22T11:43:00.002-03:002009-07-22T11:46:38.679-03:00trabajar<em>“…Yo no doy nada por sentado en mi vida. Todo lo que hice a través del tiempo me ha costado mucho esfuerzo y mucho trabajo y siempre lo digo y trato de enseñárselo mis hijos. Me parece muy importante el concepto de trabajo. Todo es trabajo: las relaciones de pareja son trabajo, las relaciones entre amigos son trabajo. Entonces, será mejor que te guste trabajar en la vida, porque sino estás en problemas. Pienso que el mundo hoy día está en un momento de transición. Cuando yo crecí estábamos descubriendo todo: era la época de los Beatles, del Che Guevara, de ir a la India y aprender filosofías orientales, de experimentar con drogas, de los primeros gritos de la ecología. Fue un período increíble en el que intentamos cambiar el mundo y en buena medida lo conseguimos. Lo que sucede es que esos cambios se han integrado, se han incorporado; hay muchas cosas que cambiaron. Por ejemplo el concepto de religión y la forma en que nos relacionamos con ella ha sido profundamente influenciado por las culturas de Oriente. Por otro lado, Los Beatles le gustan a mis hijos! Pero en esta transición actual no sabemos muy bien qué está pasando, ni adónde vamos. Algo está por suceder pero no sabemos bien qué. Entonces, en este momento es bueno tener un rato para disfrutar y acordarte de lo linda que es realmente la vida. Y nosotros llevamos eso con nuestra música y siento que las barreras entre los países y culturas que en apariencia son distintas se rompen en todas partes…”</em> Gustavo Santaolalla, entrevista, en Clarin del 21-7-09.Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-61587309599730418012009-02-05T15:39:00.002-02:002009-02-16T12:57:03.585-02:00enero bajo cero bolognajuan gonzález moras<br /><br /><br /><strong>Solicitantes<br /></strong><br />Cómo volver del amor,<br />cómo volver del destierro;<br /><br />(Cómo se vuelve de caminar las calles<br />de la palidez o de la insolación)<br /><br /><br />Cómo salir del adentro<br />cómo entrar a la tierra del fuego.<br /><br />(Cómo se vuelven a explicar las noticias<br />que nos dejaron pájaros o ángeles o vírgenes)<br /><br /><br />Cuando cada oración cada traición<br />cada anochecer de los ojos es el día.<br /><br />Cada canción, el idioma de los solicitantes.<br /><br /><br /><br /><strong>Cosas y vestigios<br /></strong><br />Cuánto reparar en<br />innumerables caídas de la luz.<br />Para después seguir<br />reparando en lo mismo. Y más,<br />después crecer creyendo en las<br />caídas de la luz. En los<br />ángulos. Los obtusos puntos de vista.<br /><br />Pero la luz, corazón mío: pero la luz.<br />Y el color. Y el fantasma de lo descolorido en los ojos.<br /><br />Cada vez que tu nombre existe;<br />cada vez que existen los nombres, y cada cosa es.<br /><br />Los cuerpitos de las algas, como cosas.<br />Las veces que<br />pudimos caminar construyendo<br />andamios por sobre la vida. La alegría<br />como una cosa, y el placer. La tristeza<br />como otra cosa. Y el olvido.<br />Las vidas que nos dejaron<br />abrazar nuestros brazos. Y caminar nuestros ojos.<br /><br />Me pregunto: ¿qué fue de tus días<br />como espiral de latidos, como divergencia, como separación, como antagonismo?<br /><br /><br /><strong>Guardo la notte<br /></strong><br />Mirando la noche<br />como a una cosa separada<br />de las cosas.<br />Miro la noche como a<br />la realidad de una espera.<br />Como la confluencia de la<br />mirada, fuera del día, en<br />aquello que no es el<br />resto de las cosas.<br /><br />Las pocas luces dejan<br />adivinar las casas. Y yo invento la noche.<br />Solo para dejarme también<br />en un espacio inventado. En la<br />voluntad. La desmedida. Voluntad.<br />De ser yo ahora,<br />también, un invento de tus ojos<br /><br />que siguen siendo a la distancia.<br /><br /><br />del poemario "enero bajo cero bologna", inédito.Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-63906796917239861722008-09-29T13:19:00.001-03:002008-09-29T13:21:26.725-03:00desear y tener<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZGAuAOFhb3CoygIX4vP_Hph5cCxrRNw-svvRonPysgW0MlF2uFcdUvEglrHZaiLPPCtahl8TvqMZ8MttGFlUxd9SV4XuscVXKRvjmAsUrryS-E5ZyEBab0GfoZd7r4XHbNCglYe0KRHmT/s1600-h/presentaci%C3%B3n+desear+y+tener.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5251479033157278210" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZGAuAOFhb3CoygIX4vP_Hph5cCxrRNw-svvRonPysgW0MlF2uFcdUvEglrHZaiLPPCtahl8TvqMZ8MttGFlUxd9SV4XuscVXKRvjmAsUrryS-E5ZyEBab0GfoZd7r4XHbNCglYe0KRHmT/s320/presentaci%C3%B3n+desear+y+tener.jpg" border="0" /></a><br /><div></div>Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-67861806474484514232008-05-06T15:48:00.001-03:002008-05-06T15:51:29.259-03:00arrecifesjuan m. gonzález moras<br /><br /><br /><strong>Páramo</strong><br /><br /><br />Vastedad y páramo.<br />La lengua se<br />hace piel.<br /><br />La voz, carne.<br /><br />Aliento<br />sostenido en el olvido.<br />Gesto cruel de<br /><br />conservar ninguna<br />espera.<br /><br />Ningún lugar donde<br />moverse estando quieto.<br /><br /><br /><br /><strong>Canción</strong><br /><br /><br /><br />Húmeda porción de vacío<br />cuando transitar es sudar es sentir<br />grises que no encienden.<br /><br />Piedra humedad entonces<br />que sos lágrima ausente.<br /><br />Una canción que fuera el mundo.<br /><br /><br /><br /><strong>Iluminar</strong><br /><br /><br /><br />Vas a iluminar las<br />miradas que perdí.<br />Mis cosas. Vas<br />a terminar, también,<br />con el viento que<br />ríe. Como una hiena.<br /><br /><br /><br /><strong>Deambulante</strong><br /><br /><br />desposeído<br />como desposeído<br />deambulo<br /><br />como un lagarto<br />deambulo<br /><br />como acariciando otros lugares<br />como navegando<br />andar así navegando<br />como ensimismado<br />cada uno como cada cual en su divague<br />como una pelota o un lagarto<br /><br />después llega el olvido<br />como cuando llega tu hora<br /><br />como desvalijado<br />o desposeído vas<br /><br />y deambulamos<br /><br />movemos los ojos para adentro<br />en otros lugares<br />salimos al encuentro de tiempos de paisajes<br />que fueron<br />que son en nuestra ausencia<br /><br />y deambulamos<br />andamos perdidos<br />como perdidos<br />en una tierra que no nos pertenece<br /><br />aunque soñemos<br /><br /><br /> (del poemario <em>arrecifes,</em> inédito)Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-43092788856158218052008-03-27T16:21:00.000-03:002008-03-27T16:22:58.651-03:00En el camino (encuentro con Dylan)<em>Juan González Moras<br /></em><br />Escribo unas pocas cosas sobre el encuentro con Dylan, solo porque me apremian ciertas imágenes y sonidos. Ciertas sensaciones –quizá- no vividas anteriormente. Porque si algo fue o resultó para mí ir a su recital en Buenos Aires fue eso, un encuentro. Toparse con algo (que es todavía más que alguien) inclasificable, denso e increiblemente luminoso (todo a la vez).<br /><br />Lo primera cosa que me ronda desde que caminaba entre la gente saliendo del estadio, es que tocó y cantó una sola canción que duró dos horas o un poco más. Eso fue, ni más ni menos, el recital. Una parada brava que propone un tipo grande, viejo, y que nos deja en una encrucijada.<br /><br />Una canción que cuenta una historia que ni siquiera llegamos a entender en palabras, pero que resulta muy clara en los gestos, los modos, los tonos, los colores usados.<br /><br />Una canción que sube y que baja, que se electrifica y adopta los modos más básicos del rock, del country & western, o que se hace balada, canción, boogie. O blues. Pero que es una canción que cuenta siempre una urgencia, incluso en el modo más lento y suave que pueda adoptar.<br /><br />Una canción que es siempre, entonces, parte de un relato más grande. Que pretende abarcar o abrazar una larga historia, a partir de historias más pequeñas.<br /><br />La segunda: en esa propuesta no hay lugar para artilugios. Para el show o el espectáculo. La música es el centro y lo gana todo. Sonido impecable para una banda que maneja los tiempos, pero fundamentalmente, los volúmenes y las tensiones, con maestría, en torno al maestro.<br /><br />Una banda que puede susurrar o levantar polvareda. Pero que se reune, en todos los casos y durante todo el recorrido, en torno al maestro, puesto esta vez a tocar, durante casi todo el recital, el órgano.<br /><br />La tercera y última: esa voz. No soy un verdadero conocedor de todos los Dylan que dicen –eso sí lo he leído mucho- han existido. Pero en el cuerpo de esa persona vieja y elegante entra una voz que realmente no hubiera imaginado. Menos aún, luego de escuchar modern times, de hace tan poco tiempo y donde suena con mucho de ese fraseo pero alguna octava más arriba.<br /><br />La voz es o sigue siendo, increiblemente, la gran apuesta de quien nunca fue reconocido como un gran cantante. Y, evidentemente, lo que dice esa voz sonando –rugiendo casi- de esa manera.<br /><br />Esa voz está puesta ahí, porque en ningún momento se nos da a pensar que Dylan, ese Dylan, ya no puede cantar aquello que cantaba. Porque, en realidad, ese Dylan cantó a toda voz durante más de dos horas.<br /><br />El tema es que cantó, canta, ahora, de esa manera. Corto, con frases como látigos, casi sin melodías o modulaciones (o mejor, sólo apelando a la melodía en algunos momentos magistrales). Diciendo. Tantas cosas.<br /><br />La manera que encuentra, ahora, de seguir en el camino (su camino) sin conceder nada a nadie. Y mucho menos a la nostalgia, a cualquier tipo de revisionismo. Una manera de seguir creyendo que esa canción puede y debe seguir siendo escrita y cantada.Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-58498400418604028052007-12-19T18:26:00.001-03:002007-12-19T18:27:32.256-03:00magnolia ao vivo<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidFqfcoRbfzHPrEBIl0ZFaqx7hmKXGOTI5GSmMKp6SC4lpCUc6isjoud7nYbJGuH2nv49FWerDq0QFCoZlxKRtc-L0xDLKPkNrAwY6EA3vJIA4WGlltf_yZ50yi0p9Lj8rtnPwSXIVfO79/s1600-h/magnolia+en+vivo+22-12.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5145798739998853170" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidFqfcoRbfzHPrEBIl0ZFaqx7hmKXGOTI5GSmMKp6SC4lpCUc6isjoud7nYbJGuH2nv49FWerDq0QFCoZlxKRtc-L0xDLKPkNrAwY6EA3vJIA4WGlltf_yZ50yi0p9Lj8rtnPwSXIVfO79/s320/magnolia+en+vivo+22-12.jpg" border="0" /></a><br /><div></div>Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-78796240583685296382007-12-05T12:21:00.000-03:002007-12-05T12:28:02.789-03:00anaranjado color de tempestad (fragmento)juan m. gonzález moras<br /><br /><br />Parte Tercera.<br /><br />Bocetos.<br /><br />(carbonillas; óleos; acuarelas)<br /><br />1.<br /><br />Caía. el tierno azul de la mañana en los bardales de las calles, oblicuas. Tallos, pasteles de todos los verdes y árboles, creaban informes edificios vegetales. Crestados. por penachos flexibles y bifurcados: por laberintos de leñosidades rojas. Esto bajo el aire que ondulaba suavemente. Esto de tal forma que esas fantásticas construcciones de botánico, de azar, parecían flotar en una atmósfera de oro. Que tenía la lucidez vítrea de un cristal cóncavo. Reteniendo en su esfericidad el profundo hedor de la tierra.<br /><br />2.<br /><br />Una muralla eterna circunda el desierto. a la orilla del mar, el cielo verde se oxida en los ladrillos del muro. Y en las paredes de las torres rojas, las olas. entrechocan miríadas de peces gordos y tuertos; mientras que un negro hidrópico amenaza con el puño a un ídolo de sal.<br /><br />3. i.<br /><br />Camina despacio. Aquellos túneles vegetales le dan la sensación de un trabajo titánico. y disforme. Mira deleitado. los senderos de grano rojo, en los parques. Que avanzan sus láminas escarlatas que avanzan hasta los prados, que avanzan manteles verdes, esmaltados, de flores violáceas, que avanzan o amarillas o rojas (y si levantaba los ojos, se encontraba con aguanosos pozales en el cenit).<br /><br />ii.<br /><br />Y si levantaba los ojos, se encontraba con aguanosos pozales en el cenit. que le producían un vértigo de caída, pues de pronto el cielo en caída, pues de pronto el cielo. desaparecía. en sus pupilas (y le dejaba en los ojos una negrura de ceguera) y un cielo en caída desaparenciendo.<br /><br />iii.<br /><br />Y si levantaba los ojos, se encontraba con aguanosos pozales en el cenit, aclarándosele el pensamiento. en un furtivo mariposeo de átomos de plata que a su vez se evaporaban. que avanzaban violetas. o amarillos o rojos. Transformándose en terribles azulencos ásperos y secos, ahora en lo alto, como cavernas de azul de metileno.<br /><br />iv.<br /><br />Y el placer. Que la mañana suscitaba el él. El goce nuevo, soldaba los trozos de su personalidad, rota. Y sentía que su cuerpo estaba.<br /><br />4.<br /><br />Por la entreabierta puerta de vidrios opacos siente que su cuerpo está. penetra. un rayo de sol que como una barra de azufre cercena en dos la atmósfera azulosa. penetra. y su cuerpo está.<br /><br />5.<br /><br />Piensa en la deliciosa criatura. Y se la imagina, soportando. A ese bruto bajo un cielo oscurecido por grandes nubes de polvo e incendiado por un sol amarillo y espantoso. Ella se marchitará. Como un helecho trasplantado a un pedregal.<br /><br />6.<br /><br />Al amanecer, en la sala. (Algo de) la luna pone un rectángulo azul en el encalado del muro frente a la cama. A través de los barrotes de la ventana abierta se ve el cielo encuadrado por el contramarco. Un cielo poroso y seco de azul como yeso teñido de metileno. En el retículo de los hierros tiemblan los hilos de agua de una estrella.<br /><br />7.<br /><br />Rueda la luna sobre la violácea cresta de una nube; avanza. las veredas, a trechos, bajo la luz lunar, están cubiertas de planchas de zinc. Los charcos centellean profundidades de plata muerta, lamiendo los cordones de granito.<br /><br /><br />(“Anaranjado color de tempestad. Reescritura poética sobre textos de Roberto Arlt”, con prólogo de Leónidas Lamborghini, fue publicado por la Editorial Paradiso, en Buenos Aires, en el año 2001)Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-86240438400486326832007-11-07T11:53:00.000-03:002007-11-07T12:01:26.892-03:00La tierra y la muerte<strong>Cesare Pavese<br /></strong><em>(traducción de juan m. gonzález moras)<br /></em><span style="font-size:85%;"><br /><br /></span><span style="font-size:100%;">i<br /><br />Tierra roja tierra negra<br />tú vienes del mar,<br />del verde reseco<br />donde hay palabras<br />antiguas y cansancio sanguíneo<br />y geranios entre las piedras-<br />no sabes cuánto traes<br />de mar y cansancio,<br />tú rica como un recuerdo,<br />como el yermo campo<br />tú dura y dulcísima<br />palabra antigua por la sangre<br />juntada en los ojos;<br />joven, como un fruto<br />que es recuerdo y estación-<br />tu aliento reposa<br />bajo el cielo de agosto,<br />las aceitunas de tu mirada<br />endulzan el mar,<br />y tú vives revives<br />sin asombro, cierta<br />como la tierra, oscura<br />como la tierra, trituradora<br />de estaciones y de sueños<br />que a la luna se descubre<br />antiquísima, como<br />las manos de tu madre,<br />el cuenco del brasero.<br /><br /><br />ii<br /><br />Eres como una tierra<br />que nunca nadie ha nombrado.<br />Tú no esperas nada<br />sino la palabra<br />que surgirá de lo hondo<br />como un fruto entre las ramas.<br />Hay un viento que te llega.<br />Cosas secas y macilentas<br />te llenan y van en el viento.<br />Miembros y palabras antiguas.<br />Tú tiemblas en el verano.<br /><br /><br />iii<br /><br />También tú eres colina<br />y surco de piedras<br />y juego en las cañadas,<br />y conoces la viña<br />que de noche calla.<br />Tú no pronuncias palabras.<br /><br />Hay una tierra que calla<br />y no es tu tierra.<br />Hay un silencio que dura<br />sobre plantas y colinas.<br />Hay aguas y campiñas.<br />Eres un cerrado silencio<br />que no cede, eres labios<br />y ojos oscuros. Eres la viña.<br /><br />Es una tierra que espera<br />y no dice palabra.<br />Han pasado días<br />bajo cielos ardientes.<br />Tú has jugado a las nubes.<br />Es una tierra mala<br />Tu frente lo sabe.<br />También esto es la viña.<br />Reencontrarás las nubes<br />y la cañada, y las voces<br />como una sombra lunar.<br />Reencontrarás palabras<br />más allá de la vida breve<br />y nocturna de los juegos,<br />más allá de la infancia encendida.<br />Será dulce callar.<br />Eres la tierra y la viña.<br />Un encendido silencio<br />quemará el campo<br />como las fogatas a la noche.<br /><br /><br />iv<br /><br />Tienes cara de piedra tallada,<br />sangre de tierra dura,<br />has venido del mar.<br />Todo lo recibes y lo escrutas<br />y repudias de ti<br />como el mar. En el corazón<br />tienes silencio, hay palabras<br />tragadas. Eres oscura.<br />Para ti el alba es silencio.<br /><br />Y eres como las voces<br />de la tierra –el choque<br />del balde en el pozo,<br />la canción del fuego,<br />el caer sordo de una manzana;<br />las palabras resignadas<br />y sombrías en los umbrales,<br />el grito del niño –las cosas<br />que nunca pasan.<br />Tú no cambias. Eres oscura.<br />Eres la bodega cerrada,<br />con el piso de tierra,<br />donde ha entrado una vez<br />el chico descalzo,<br />y que se recuerda para siempre.<br />Eres la pieza oscura<br />Que se recuerda siempre,<br />como el patio antiguo<br />donde se abría el alba.<br /><br /><br />v<br /><br />Tú no sabes de las colinas<br />donde se esparció la sangre.<br />Todos huimos<br />todos arrojamos<br />el arma y el nombre. Una mujer<br />nos miraba huir.<br />Solo uno de nosotros<br />se detuvo a puño cerrado,<br />miró el cielo vacío,<br />inclinó la cabeza y murió<br />bajo el muro, callando.<br />Ahora es un trapo de sangre<br />y su nombre. Una mujer<br />nos espera en las colinas.<br /><br /><br />vi<br /><br />Salobre y de tierra<br />es tu mirada. Un día<br />te salpicaste de mar.<br />Hubo plantas<br />a tu lado, cálidas,<br />y todavía son tuyas.<br />El agave y el laurel.<br />Todo encierras en los ojos.<br />Salobre y de tierra<br />son tus venas, tu aliento.<br /><br />Baba de viento cálido<br />sombra del sol en Leo-<br />todo encierras en ti.<br />Eres la voz de roca<br />del campo, el grito<br />de la perdiz oculta,<br />la tibieza de la piedra.<br />El campo es cansancio,<br />el campo es dolor.<br />Con la noche el gesto<br />del campesino calla.<br />Eres el gran cansancio<br />y la noche que sacia.<br /><br />Como la roca y la hierba,<br />como la tierra, eres secreta;<br />te sacudes como el mar.<br />No hay palabra<br />que pueda poseerte<br />o frenarte. Recoges<br />como la tierra los golpes,<br />y les haces vida, aliento<br />que acaricia, silencio.<br />Eres reseca como el mar,<br />como el fruto de un escollo,<br />y no pronuncias palabras<br />y ninguno te habla.<br /><br /><br />vii<br /><br />Siempre vienes del mar<br />y tienes la voz de roca,<br />siempre tienes ojos secretos<br />de agua viva entre hogueras,<br />y frente baja, como<br />cielo bajo de nubes.<br />Cada vez revives<br />como una cosa antigua<br />y salvaje, que el corazón<br />ya sabía y se guarda.<br /><br />Cada vez es un desgarro,<br />cada vez es la muerte.<br />Nosotros combatimos siempre.<br />Quien se dispone al choque<br />ha saboreado la muerte<br />y la lleva en la sangre.<br />Como buenos enemigos<br />que no se odian más<br />nosotros tenemos una misma<br />voz, una misma pena<br />y vivimos afrentados<br />bajo un pobre cielo.<br />Entre nosotros no más insidias<br />Nada de cosas inútiles-<br />combatiremos siempre.<br />Combatiremos todavía,<br />Combatiremos siempre,<br />porque buscamos el sueño<br />de la muerte juntos,<br />y tenemos voz de roca,<br />frente baja salvaje<br />y un idéntico cielo.<br />Fuimos hechos para esto.<br />Si tú o yo cedemos al choque,<br />sigue una noche larga<br />que no es paz o tregua<br />ni muerte verdadera.<br />Tú ya no estás. Los brazos<br />se debaten en vano.<br />Hasta que tiemble el corazón.<br />Han pronunciado un nombre que es tuyo.<br />Recomenzar de la muerte.<br />Cosa ignota y salvaje<br />has renacido del mar.<br /><br /><br />viii<br /><br />Y entonces nosotros viles<br />que amábamos la noche<br />susurrante, las casas,<br />los senderos del río,<br />las luces rojas y sucias<br />de aquellos lugares, el dolor<br />manso y mudo-<br />arrancamos las manos<br />de la viva cadena<br />y callamos, pero el corazón<br />se agitó en la sangre,<br />y no fue más dulzura,<br />no fue más abandonarse<br />al sendero del río-<br />-y nunca más siervos, supimos<br />estar solos y vivos.<br /><br /><br />ix<br /><br />Eres la tierra y la muerte.<br />Tu estación es la oscuridad<br />y el silencio. No vive<br />cosa como tú<br />más remota del alba.<br /><br />Cuando pareces despertarte<br />eres solamente dolor,<br />lo tienes en los ojos y en la sangre<br />pero tú no lo sientes. Vives<br />como vive una piedra,<br />como la tierra dura.<br />Y te visten sueños<br />movimientos convulsos<br />que tú ignoras. El dolor<br />como el agua de un lago<br />tiembla y te circunda.<br />Son círculos en el agua.<br />Tú los dejas desvanecer.<br />Eres la tierra y la muerte.<br /><br /></span><br /><span style="font-size:85%;">Cesare Pavese, nacido en Santo Stefano Belfo, Italia, en 1908 y muerto en 1950, escribió estos nueve poemas en Roma, entre el 27 de octubre y el 3 de diciembre de 1945, para una mujer: Bianca Garufi. Según él mismo relató en su diario, esta obra sería “...la explosión de energías creativas bloqueadas durante años (‘41-’45), no saciadas por los ‘pedacitos’ de Feria d’agosto y excitadas por los descubrimientos de este diariecito, por la tensión de los años de guerra y campo... que te devolvieron una virginidad pasional (a través de la religión, el alejamiento, la virilidad)... en una ocasión que mezcla mujer, Roma, política...” (Diarios, 17 de diciembre de 1949). El conjunto de poemas fue posteriormente publicado en revistas y antologías poéticas, hasta su inclusión en la colección de poemas completos que del autor hizo tiempo después la editorial Einaudi.<br />Los textos para esta traducción fueron tomados de la edición italiana: Cesare Pavese, <em>Le poesie,</em> Giulio Einaudi editore, Torino, 1998.-<br /><br /></span>Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-23123389965431682522007-10-29T13:31:00.000-03:002007-10-29T13:40:33.707-03:00Viaje al Lago del Desierto<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwB2WDKexXaGurRQ0l3pWl1xmG5O0aTBrperFPX4Tv5KS9mlGep7QvRJyHs7KEFYSWeF7WIo6JRBBNkFFm7lQOHdPD453Ki9f2JTOL0KVVjwe1vDOmPaIou2AbrCjBlY-rKN2p5ewg3vEk/s1600-h/DSC00269.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5126798713787601746" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwB2WDKexXaGurRQ0l3pWl1xmG5O0aTBrperFPX4Tv5KS9mlGep7QvRJyHs7KEFYSWeF7WIo6JRBBNkFFm7lQOHdPD453Ki9f2JTOL0KVVjwe1vDOmPaIou2AbrCjBlY-rKN2p5ewg3vEk/s320/DSC00269.JPG" border="0" /></a><br /><br /><em>por Juan González Moras<br /></em><br /><br /><div><div>No más que un nuevo vuelo para cada uno de nosotros.<br /><br />Aunque, de todas maneras, a las dos horas cincuenta minutos totales pautadas por el piloto para hacer el viaje hasta Río Gallegos, pudimos sacarles el jugo: además de poder observar, al principio, un compacto colchón de nubes, pudimos ver, luego, sucesivamente: Península de Valdés, con sus acantilados y golfos cristalinos, Puerto Madryn en un inmejorable sobrevuelo a 10.000 metros, Trelew, y parte del increíble trazado de la RN 3, atravesando, tan cerca del mar y tan lejos del resto, la estepa.<br /><br />Casi llegando ya, un intenso atardecer a la izquierda, y abajo, la desembocadura del Coyle y, finalmente, Punta Loyola y su puerto, la ría en que se transforma a esa altura el Río Gallegos, brevemente la ciudad, el aeropuerto, el campo a los costados cada vez más cerca, la pista, el golpe seco en el asfalto y los frenos y turbinas en reversa.<br /><br />No hay nada como estar felizmente extenuado. Cansado de andar. Y más, mucho más, cuando el tiempo se había dispuesto, o predispuesto, para el descanso.<br /><br />Rara cosa la del turismo para aquellos que nos hicimos viajando. Pero viajando porque no quedaba otra, por necesidad. Por vivir lejos de todo. Viajar, para aquellos que hemos andado un poco, aunque sea solo para llegar a nuestras casas, es algo que difícilmente pueda mezclarse o mutar en la idea de turismo que hoy encierran los viajes.<br /><br />Claro, no es ninguna novedad. La crítica al turismo como estilo de vida o salida, como forma de conocer, no es novedad. Pero sí, a veces, la experiencia de un viaje no turístico.<br /><br />Si el turismo, como posmoderna forma predispuesta para asumir el placer, el ocio, el despilfarro, implica merodear solo por la superficie de paisajes paradisíacos, remotos pueblos o parajes, comidas y danzas y vestimentas alguna vez típicas; si ese turismo implica andar y andar para, en definitiva, quedar atrapado en una y mil postales, para -en definitiva- descansar y comer y vestirse en hoteles y restaurantes y comercios que podrían estar situados en cualquier lugar, también turístico, del planeta; si eso es el turismo, entonces nuestro viaje al Lago del Desierto, fue otra cosa.<br /><br />Otra cosa que viene, creo, inevitablemente, de la mano del viajero que te guía en la travesía. De la relación que tiene y demuestra por esos parajes. Y de la amistad ofrecida.<br /><br />El viaje, así, es, en sí mismo, un fin. El viaje se transforma en un encuentro. Encuentro entre los viajantes, primero. Y de éstos con la ruta, después. Encuentro que nos deparará siempre largos silencios y largas charlas. Cuentos repetidos. Historias pasadas pero que se convierten, otra vez, en nuevas historias. El paisaje ayuda. Ese que parece plano, amarillo, ocre, desértico, monótono. Pero no lo es. Como no lo son los guanacos y los ñandúes que a cada rato nos sobresaltan. Ni las dos águilas moras que vemos posadas en un alambre. O el cóndor que nos sobrevuela mientras contemplamos, parados en un alto en la bajada de Miguens, ya llegando a El Calafate, unas vistas del Lago Argentino y el río Santa Cruz abajo, de la cordillera de los Andes, del Chaltén y sus agujas recortadas perfectamente en un horizonte que -estando a más de 200 kilómetros- sin embargo se deja ver.<br /><br />Pareciera que el andar por el andar en estas rutas nos lleva, o nos trae, siempre, a algún remoto nomadismo que todos debemos llevar en los genes.<br /><br />Ayudan también los días, a pleno sol y con poco viento. Ayudan porque nos hacen un poco más amable, o menos intransigente, aquella inmensidad. La que parece querer devorarlo todo.<br /><br />Y el Lago del Desierto que nos sorprende tanto. A los que no lo conocíamos. Porque no esperábamos más que un páramo desolado apoyado en la cordillera. Y nos encontramos con ese pozo de agua esmeralda rodeado de montañas totalmente cubiertas de distintos verdes; con las costas de arena, piedra y lengas podridas, con la bruma fría bajando, con las lengas alrededor, con los ventisqueros y glaciares arriba, con el viento ondulándolo todo. Haciéndonos vibrar como si fuéramos las cuerdas de un instrumento sonando en la intemperie. </div><div> </div><div> </div><div> </div><div></div><div></div><div></div></div>Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-44589484410888994822007-10-17T15:49:00.000-03:002007-10-18T15:23:13.257-03:00en torno a "versos aparecidos" de Carlos Aiub<strong><br /></strong><br /><em>por juan gonzález moras</em><br /><br /><br />Cuando abordé <em>versos aparecidos</em>, no sin muchos de los prejuicios forjados de la mano de tantas lecturas piadosas sobre el arte militante, me encontré inmediatamente con algo distinto.<br /><br />Me sentí desde el vamos demasiado cerca de la escritura de Carlos. Fundamentalmente desde el punto de vista formal, estilístico. Me resultó una escritura contemporánea, colega en las formas de decir de nuestros tiempos.<br /><br />No tanto desde la temática general que lo impregna, de la cual me separa un abismo generacional. Y esto último, a su vez, no porque generacionalmente no se produzcan esos encuentros con la política, sino porque la política está en otro lugar.<br />Ese cotidiano político, propio de la militancia de una época y de una generación, no está. Al menos, creo, no está generacionalmente hablando (si vale la burda generalización).<br /><br />Aiub es un poeta no literato. Y se nota. Viene de las ciencias, no de la literatura. Ni con mayúscula ni con minúscula. Su obra es, a la vez, poética y no literaria. No porque carezca de méritos literarios sino porque, creo, está concebida totalmente fuera de ese registro. De esas necesidades formales que impone, queriéndolo o no, la literatura. Y por eso, creo, me siento también tan cerca de sus versos.<br /><br />Versos aparecidos es un verdadero poemario. Al margen de las dudas, y las preguntas y respuestas que trata de encontrar Juan en el prólogo, entiendo que Carlos construyó un poemario o, como yo lo entiendo, una colección de poemas destinados a trascender bajo la forma de un libro.<br /><br />La sola existencia de un cuaderno con los poemas transcriptos en un orden (no precisamente cronológico), ya nos da una pauta clara de que se trata de una selección de poemas.<br /><br />Yo que, como dije, me siento cerca de esa escritura por ser, también, un poeta no literato, me encontré también, rápidamente, al leer los versos aparecidos con los tantos cuadernos y carpetas que desde la adolescencia fui llenando a modo de libros. De poemarios.<br /><br />Porque, al fin de cuentas, un libro no comienza a existir cuando es publicado, sino mucho antes, precisamente cuando su autor le da forma.<br /><br />Versos aparecidos es el título que, entonces, se le ha dado a un libro, a un poemario, escrito por Carlos y sostenido materialmente en un cuaderno. Un libro privado que, ahora, es público.<br /><br />Pensar o preguntarse en el destino de ese libro, el destino que su autor le habría trazado es entrar en un terreno azarozo. No solo por la ausencia de Carlos. Sino, fundamentalmente, porque todo libro, como obra, interpela a su autor en cuando a su destino. Un libro no necesariamente se escribe para ser publicado, para ser comunicado, pero no por ello deja de ser un libro.<br /><br />¿Y qué había en ese libro? Bueno, tantísimas cosas. Hay un lenguaje poético; una forma de escritura que juega todo el tiempo con el monólogo y el soliloquio y que a la vez no deja de interpelar a distintos actores: a los compañeros de militancia, a la mujer amada, a Dios, al país y la sociedad por la cual se lucha. Hay versos escritos con una libertad muchas veces insostenible para la época. No hay mayúsculas, ni prácticamuchos signos de puntuación. Pero sí hay un ejercicio respiratorio, un ritmo sostenido en el decir. Una enorme melancolía anticipada. Mezclada con alegrías, fugaces momentos extasiados y el convencimiento de que hay un camino y hay que seguirlo hasta el final.<br /><br />Y una descarnada y muy pocas veces conocida versión del cotidiano militante de aquellos días. Por cierta precariedad en esas prácticas, por el mode de acercamiento de la “política” al “pueblo”, por las ideas de Perón que sobrevuelan el discurso, por las dudas, las tantas y crueles dudas que se levantan todo el tiempo frente a Carlos.<br /><br />Además de recuperar a un poeta, versos aparecidos nos devuelve mucha de la poesía de esos años que no vivimos y que sin embargo llevamos tan marcados en la espalda.<br /><br /><br /><em>"Versos aparecidos" (Libros de la talita dorada, colección Los detectives salvajes, City Bell, 2007) es un poemario de Carlos Aiub, desaparecido durante la última dictadura militar, publicado por sus hijos Ramón y Juan Aiub Ronco, y presentado en el Galpón de Encomiendas y Equipajes del Grupo La Grieta, en julio de 2007.</em>Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6192280998224755106.post-55287618253573423392007-09-27T17:38:00.000-03:002007-10-11T13:35:51.342-03:00ripio<span style="font-family:georgia;"></span><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlGSftCMmkPx7DDhiDjtTDTONywltmy7P5Rnf2y4gzPXABZLv6WoUldWCBiCuA2FmeHkdWQa6RsRpVSXwBBWc7CxRji6gfqj2uybhBwQFpYofr3ppyw5CX9q_neMy7BnbelfLodO8xDlSd/s1600-h/DSC00248.JPG"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:85%;"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5114987584662833858" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlGSftCMmkPx7DDhiDjtTDTONywltmy7P5Rnf2y4gzPXABZLv6WoUldWCBiCuA2FmeHkdWQa6RsRpVSXwBBWc7CxRji6gfqj2uybhBwQFpYofr3ppyw5CX9q_neMy7BnbelfLodO8xDlSd/s320/DSC00248.JPG" border="0" /></span></a><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:85%;"><strong> </strong></span><br /><br /><span style="font-family:trebuchet ms;"><em>por Juan M. González Moras</em></span><br /><br /><p><span style="font-family:trebuchet ms;">Desvío a 200 metros. A la derecha. Precaución. Obra en construcción. Hombres trabajando. Circule despacio. Máxima 20.<br /><br />Ripio. La ruta siempre hecha mierda. Este pedazo de ruta reventada por los camiones con cadenas que la cruzan en inviernos que parecen del polo, en inviernos que lo cubren todo. Todo lo que sea que existe en esta estepa alejada del mundo.<br /><br />Ripio vaya a saber uno hasta cuando. Seguro, por lo menos, hasta San Antonio. Hasta Las Grutas. Por suerte no anda nadie, no vuelan piedras.<br /><br />Pensar que hace casi catorce horas que estamos viajando. Desde las cuatro y media. Cuatro y media los desperté, habremos salido a las cinco. El baúl ya estaba cargado. Y está que revienta. Me hubiera tomado unos mates tranquilo antes de salir, mirando por la ventana, porque ya amanecía. En verano amanece temprano. Me hubiera quedado escuchando un poco ese quejido del viento, suave, como estaba a la mañana, y el grito de los pájaros.<br /><br />Pero no, mejor salir enseguida, porque si no el día arriba del auto es interminable. Te agarra todo el sol en la ruta. No avanzas nada. Avanzar. Ir contra reloj. Esa bestia inexorable. Avanzar sabiendo que hay relaciones que no se pueden romper. Distancia, velocidad, tiempo.<br /><br />Aunque uno siempre piense en romperlas. Cómo quisiera uno llegar alguna vez hasta la lagunita que se forma al final de la ruta cuando da el sol. Esa laguna inalcanzable.<br /><br />Avanzar. Ahora en el ripio. Con una mano en el parabrisas, cuando se cruza otro auto. Con la otra en el volante sacudido por el serrucho del ripio.<br /><br />Avanzar. O solamente andar. Poniéndose un destino imaginario de los que están trazados en los carteles, de los que existen porque están en los carteles. Llegaremos hasta Viedma, hasta Río Colorado? Hasta Bahía, quizá. Podemos parar ahí en el Automóvil Club. Tiene unas piecitas como de motel en la ruta, de esas que hicieron por todos lados. En Madryn, en Río Colorado, en Azul. Como telos, pero decentes. Del Automóvil Club. Para camioneros y para familias. Para esos tipos gruesos de La Sureña o Transportadora Patagónica. Hartos de dormir en sus camiones, helados, picados por las piedras y el viento.<br /><br />Avanzar. Hasta la civilización. Vamos a la civilización; las fiestas, los regalos, las vacaciones, esa es la civilización. Lo que vamos a conquistar cada año después de todo un año de estar, para los otros, como guarecidos. Escondidos del mundo.<br /><br />En San Antonio hay una estación de servicio donde podemos tomar un café con leche. Y comprar algunas galletitas, y agua mineral. Donde los pibes pueden bajar a dar una vuelta.<br /><br />No se si es Automóvil Club, puede ser. El Automóvil Club es como YPF, otro de los inventores de la Patagonia. Como la ruta 3. Una de las pocas razones por las que toda esta geografía no desapareció del mapa o del tiempo. </span></p><br /><p><span style="font-family:trebuchet ms;">Precaución. Máxima 20. San Antonio Oeste, Viedma, Bahía Blanca. Avanzar. Como en un viaje interminable. Andar. Y pensar que siempre me gustó este viaje. </span></p><span style="font-family:trebuchet ms;"></span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;"><p><br /></p></span>Juan M. González Morashttp://www.blogger.com/profile/11647538138413584124noreply@blogger.com1