miércoles, 17 de octubre de 2007

en torno a "versos aparecidos" de Carlos Aiub



por juan gonzález moras


Cuando abordé versos aparecidos, no sin muchos de los prejuicios forjados de la mano de tantas lecturas piadosas sobre el arte militante, me encontré inmediatamente con algo distinto.

Me sentí desde el vamos demasiado cerca de la escritura de Carlos. Fundamentalmente desde el punto de vista formal, estilístico. Me resultó una escritura contemporánea, colega en las formas de decir de nuestros tiempos.

No tanto desde la temática general que lo impregna, de la cual me separa un abismo generacional. Y esto último, a su vez, no porque generacionalmente no se produzcan esos encuentros con la política, sino porque la política está en otro lugar.
Ese cotidiano político, propio de la militancia de una época y de una generación, no está. Al menos, creo, no está generacionalmente hablando (si vale la burda generalización).

Aiub es un poeta no literato. Y se nota. Viene de las ciencias, no de la literatura. Ni con mayúscula ni con minúscula. Su obra es, a la vez, poética y no literaria. No porque carezca de méritos literarios sino porque, creo, está concebida totalmente fuera de ese registro. De esas necesidades formales que impone, queriéndolo o no, la literatura. Y por eso, creo, me siento también tan cerca de sus versos.

Versos aparecidos es un verdadero poemario. Al margen de las dudas, y las preguntas y respuestas que trata de encontrar Juan en el prólogo, entiendo que Carlos construyó un poemario o, como yo lo entiendo, una colección de poemas destinados a trascender bajo la forma de un libro.

La sola existencia de un cuaderno con los poemas transcriptos en un orden (no precisamente cronológico), ya nos da una pauta clara de que se trata de una selección de poemas.

Yo que, como dije, me siento cerca de esa escritura por ser, también, un poeta no literato, me encontré también, rápidamente, al leer los versos aparecidos con los tantos cuadernos y carpetas que desde la adolescencia fui llenando a modo de libros. De poemarios.

Porque, al fin de cuentas, un libro no comienza a existir cuando es publicado, sino mucho antes, precisamente cuando su autor le da forma.

Versos aparecidos es el título que, entonces, se le ha dado a un libro, a un poemario, escrito por Carlos y sostenido materialmente en un cuaderno. Un libro privado que, ahora, es público.

Pensar o preguntarse en el destino de ese libro, el destino que su autor le habría trazado es entrar en un terreno azarozo. No solo por la ausencia de Carlos. Sino, fundamentalmente, porque todo libro, como obra, interpela a su autor en cuando a su destino. Un libro no necesariamente se escribe para ser publicado, para ser comunicado, pero no por ello deja de ser un libro.

¿Y qué había en ese libro? Bueno, tantísimas cosas. Hay un lenguaje poético; una forma de escritura que juega todo el tiempo con el monólogo y el soliloquio y que a la vez no deja de interpelar a distintos actores: a los compañeros de militancia, a la mujer amada, a Dios, al país y la sociedad por la cual se lucha. Hay versos escritos con una libertad muchas veces insostenible para la época. No hay mayúsculas, ni prácticamuchos signos de puntuación. Pero sí hay un ejercicio respiratorio, un ritmo sostenido en el decir. Una enorme melancolía anticipada. Mezclada con alegrías, fugaces momentos extasiados y el convencimiento de que hay un camino y hay que seguirlo hasta el final.

Y una descarnada y muy pocas veces conocida versión del cotidiano militante de aquellos días. Por cierta precariedad en esas prácticas, por el mode de acercamiento de la “política” al “pueblo”, por las ideas de Perón que sobrevuelan el discurso, por las dudas, las tantas y crueles dudas que se levantan todo el tiempo frente a Carlos.

Además de recuperar a un poeta, versos aparecidos nos devuelve mucha de la poesía de esos años que no vivimos y que sin embargo llevamos tan marcados en la espalda.


"Versos aparecidos" (Libros de la talita dorada, colección Los detectives salvajes, City Bell, 2007) es un poemario de Carlos Aiub, desaparecido durante la última dictadura militar, publicado por sus hijos Ramón y Juan Aiub Ronco, y presentado en el Galpón de Encomiendas y Equipajes del Grupo La Grieta, en julio de 2007.

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